Las conservas caseras y el botulismo, un riesgo real y poco perceptible

Si navegamos por la red, y buscamos cómo hacer conservas, nos encontramos una gran cantidad de información sobre procesos caseros para realizar tus propias conservas de pescado en casa. Pero, ¿es esto seguro?

Las conservas de pescado se someten en su elaboración a un minucioso proceso, donde no solo se prepara el pescado para su correcta conservación, sino que una vez enlatado, se esterilizan las latas y se completa el proceso sometiendo el producto a altas temperaturas y presiones, para lograr una conservación óptima y otorgarle su correcta estabilidad microbiológica.

¿Cuáles son los riesgos de hacer conservas caseras en casa?

Aunque pueda parecer un recurso ideal para preservar verduras o pescados (incluso carnes, mariscos y otros alimentos), las conservas caseras requieren de un conocimiento y equipamiento necesario para garantizar la correcta descontaminación de los productos.

Cuando nos empapamos de información para realizar nuestras propias conservas en casa, vemos como se hace especial hincapié en el tratamiento térmico, la limpieza, el cierre hermético y la esterilización de los utensilios a utilizar. Pero, lo cierto, es que en casa es muy difícil poder someter los productos a las temperaturas necesarias para lograr un proceso de conservación óptimo.

De hecho, es habitual encontrarse recomendaciones de pasteurización mediante el tratamiento en agua hervida, un ejemplo es el atún, donde podemos ver procesos de conserva casera que indican sumergirlo en agua hervida durante 90 minutos. Y la realidad es que es en ese tiempo, solo puede completarse un 10% de la esterilidad real a la que son sometidos los productos.

¿Y cuáles son los riesgos de no completar correctamente este proceso? Pues que las toxinas que generan los alimentos y los microorganismos presentes en los mismos no se eliminen y alineen correctamente, y generen en nuestro organismo la aparición de enfermedades como el botulismo.

¿Qué es el botulismo y qué supone para la salud?

El botulismo es una enfermedad rara pero grave causada por una bacteria llamada Clostridium botulinum, quien produce una toxina que puede bloquear la transmisión de señales nerviosas, llevando a producir parálisis muscular.

Hay tres tipos principales de botulismo: alimentario, infantil y tóxico-infeccioso, y sus síntomas pueden incluir dificultad para tragar, hablar, respirar, debilidad muscular, visión borrosa, dolor de cabeza y fatiga.

¿Cómo evitar estos riesgos?

Entre las recomendaciones más habituales, se encuentra la cocina a fondo de todos los alimentos, la correcta refrigeración, evitar el consumo de conservas que no hayan seguido un proceso correctamente regulado y, en el caso de los niños, evitar también el consumo de miel a bebés.

Aunque la conservación casera de alimentos como verduras, carnes y pescados pueda ser tentador para elaborar nuestros propios productos, es preferible evitar los riesgos y recurrir a toda la oferta que se encuentra en el mercado.

Dentro de la oferta que podemos encontrarnos, existen multitud de marcas que siguen procesos de conservación tradicionales, elaborado a mano, y cumpliendo rigurosamente todos los procesos sanitarios para garantizar el consumo de los productos.

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